martes, 16 de octubre de 2012

Empresas familiares: debilidad y fuerza


Entre 70 y 80 por ciento de las empresas económicas del mundo son familiares, mientras que en México la cifra se eleva a 90 por ciento. A  su vez, Jalisco encabeza el registro nacional de empresas familiares, con más de 107 mil, superando incluso a las que operan en el  Distrito Federal. La mayoría de estas 107 mil empresas (70%), se dedican al comercio, lo que habla positivamente de la vocación comercial de los jaliscienses.
Con tan amplio cimiento de empresas familiares, Jalisco destaca por su poder económico en el ámbito nacional, lo que demuestra que estos negocios, lejos de ser un lastre, aportan altos beneficios.
Sin embargo, este panorama no es tan halagador como se quisiera, ya que por sus propias características, la empresa familiar está sujeta a serias dificultades internas y externas, que son determinantes en su éxito o fracaso.
De acuerdo con la experiencia, estas unidades de producción manifiestan sus fortalezas durante la primera etapa, mientras que con el paso del tiempo surgen debilidades que casi siempre acaban con ellas.
Resulta que la expectativa de vida de la empresa familiar es de apenas 25 años, ya que sólo cuatro por ciento de ellas sobreviven a la tercera generación.
La corta edad que alcanzan estos negocios tiene que ver con la falta de estímulos oficiales, desde el momento en que resulta un víacrucis abrirlos y sostenerlos entre tanta traba que el Gobierno impone, pero el gran problema, que ya no es de gobierno, sino de cultura empresarial, es la falta de continuidad en su desarrollo.
La empresa familiar se caracteriza por el paso de su administración de padres a hijos, de suerte que los nietos pierden con frecuencia la identidad del negocio y lo dejan caer. En muchos casos ni siquiera hay planes de sucesión.
La solución del problema es capacitar a los fundadores para que den continuidad a las empresas a través de sus herederos, y desde luego, que los posibles herederos aprendan a ser empresarios.
En conclusión, las empresas familiares son fundamentales ante los embates económicos, pero se requiere apoyo oficial para crearlas y sostenerlas, así como amplia capacitación a fundadores y herederos, para continuarlas.


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