miércoles, 13 de febrero de 2013

El desprecio a la opinión pública y sus consecuencias



Siempre hay una venda sobre los ojos de los que gobiernan… Pero cuando esa venda cae nos podemos encontrar al borde del abismo.
La majestad caída. Juan A. Mateos.

   Con el desarrollo de las modernas tecnologías de comunicación, principalmente Internet, la opinión pública ha adquirido en los últimos años una creciente importancia en todos los países, y ningún factor de poder político o económico debiera subestimarla si no quiere sufrir las consecuencias.
   Entendida como la expresión diversa de una comunidad ante circunstancias o eventos de carácter público, no privado, la opinión pública ha sido determinante en el desarrollo histórico de México desde tiempos de la Independencia hasta nuestros días.

Causas de la Independencia

   La Independencia nacional, en 1821, no hubiera sido posible sin una opinión pública convencida del pesado lastre que significaron 300 años de opresión, esclavitud y abusos cometidos por los peninsulares españoles en contra de la raza indígena e incluso contra los criollos, cuya inconformidad se manifestó reiteradamente desde el siglo XVI.

Motivos de la Guerra de Reforma

   En las décadas que siguieron a la Independencia, muchos mexicanos empezaron a ver con preocupación el crecimiento del poder político y económico  de la Iglesia y la falta de libertades económicas, de expresión y de cultos, lo que dio origen a la Constitución liberal de 1857, a la que se opusieron los conservadores. Esto motivó la Guerra de Reforma, que triunfó luego de tres años de cruenta lucha.

Razones de la Revolución

   Cincuenta años después la opinión pública nacional fue decisiva para el triunfo de la Revolución, que a costa de la sangre de un millón de mexicanos, abrió caminos de libertad y progreso a obreros, campesinos e indígenas, prácticamente esclavizados hasta entonces por los grupos de poder político y económico que respaldaba el régimen del dictador Porfirio Díaz.

Por qué pierden los partidos

   Más tarde llegó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que dominó la vida política nacional durante 70 años, pero que fue arrojado del poder en el año 2000 cuando los gobernantes surgidos de este partido despreciaron sistemáticamente los reclamos de la gente contra la corrupción y los abusos imperantes. Esto abrió las puertas de la alternancia al Partido Acción Nacional (PAN), que 12 años después también fue echado del poder por su incapacidad para entender las quejas y los anhelos de seguridad y bienestar de la población.
   Finalmente, desde diciembre de 2012, el PRI regresó al gobierno, en una segunda y probablemente última oportunidad histórica.
   Por el bien del país, de su tranquilidad y bienestar, ojalá que los priístas tengan conciencia de estos antecedentes y de lo que irremisiblemente sucede cuando se desprecia la opinión popular.

Imagen: Hidalgo. Mural de Orozco en el Palacio de Gobierno de Jalisco.
  

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